Irse
con la quietud con la que se despide la claridad. Cada día. En
silencio.
martes, 31 de marzo de 2015
lunes, 30 de marzo de 2015
domingo, 29 de marzo de 2015
La
vida no es un lugar, sino un viaje. El paso tenaz de los peregrinos
hacia el finisterre. El vuelo de las aves migratorias. Mi espalda es
un arpón en el lomo de la ballena blanca, la cuerda de un violín
que gime en la oscuridad sin que nadie escuche la inenarrable belleza
de su lamento. La vida no es un lugar, sino tierra quemada. Yo he
visto ese desierto sin nadie, y en el desierto, contra la ira del
sol, mis ojos arrasados. Siento en ellos la llaga de las gaviotas que
se ahogan en el petróleo derramado. Me duelen sus pupilas ciegas,
las boqueadas de angustia de sus pulmones encharcados. Busco el
aliento en el vuelo que la espuma dibuja en el acantilado, en los
tejados de las casas huérfanas de los que en otro tiempo las
habitaron, en el silencio que se hace entre mis brazos cuando
estrecho el cuerpo de los ausentes. Aquí estoy, terco como una mula.
Aquí: qué más da,
emocionado.
viernes, 27 de marzo de 2015
Me
he quedado cavilando sobre el absurdo de concebir proyectos. La vida,
si es que las tiene, cambia sus reglas cada día y utiliza distintas
varas de medir con cada uno de nosotros. Deberíamos conformarnos con
cumplir el pequeño cometido que nuestra pobre imaginación sea capaz
de acuñar a la hora del desayuno para desarrollar durante el resto
de la jornada. Porque al día siguiente, a causa de la enfermedad, el
abandono, el olvido o la casualidad (cosas todas que, contra lo que
tendemos a creer, suceden a menudo súbitamente, en las escaleras del
metro o al levantar la vista de la página que leemos, en la cola de
un cine o en el humilde mostrador de una ferretería), podemos no
reconocer al que ayer mismo llevaba nuestro nombre.
miércoles, 25 de marzo de 2015
Han
pasado los años con la soberbia ligereza de las nubes. Algo ebrio,
aquel hombre se agita frente a la turbia amenaza del acantilado.
Pronuncia su discurso contra las olas mudas. Arrastra los pies como
una sombra hasta el garito del puerto donde bebió el alcohol de su
palabra. Pero no encuentra el rostro de la mujer del sueño.
martes, 24 de marzo de 2015
lunes, 23 de marzo de 2015
domingo, 22 de marzo de 2015
viernes, 20 de marzo de 2015
La
memoria de las casas en las que uno ha habitado vuelve de pronto en
un olor, en el fragmento roto de una baldosa, en la sorpresa de una
música o en la penumbra de un atardecer. Cuando la casa nos fue
hostil, no llegó nunca a admitirnos o fuimos nosotros incapaces de
seducirla, el recuerdo hace daño. Cuando, por el contrario, fue el
cimiento de nuestro espíritu, el soporte seguro de lo que hemos
llegado a ser, como lo fueron los muros de aquella casona de piedra
que el tiempo ha derrumbado sin piedad, o aquellos largos pasillos de
la casa madrileña en la que vivimos la novela increíble de una
infancia fecunda, duele también, pero es distinto. Esa textura como
de piel humana que cobran las paredes, esa luz acogedora, ese rumor,
son la raíz indestructible en que se asienta nuestra vida.
jueves, 19 de marzo de 2015
miércoles, 18 de marzo de 2015
Un
sueño. Me veo otra vez entre
los asistentes al entierro de un hombre al que no conozco de nada, en
el bellísimo cementerio de una ciudad cuyo nombre tampoco me ha sido
revelado. El clima es ecuatorial, la luz azul como el velo de un
hada. Me asusta el acento de las voces que me llega desde los corros
de gente, el olor obsceno de las flores, la proliferación de los
zapatos arrastrándose en la tierra húmeda. Al acabar la ceremonia,
cuando ya la marea de las conversaciones y las risas ha apagado los
últimos ecos del responso, me arde en la fatiga de los hombros el
agua de una mirada que podría desvelar, lo sé, la causa de mi
presencia en tan ignoto lugar, tal vez indicarme el camino de
regreso. Sólo es un momento. Cuando me vuelvo a mirarla sólo queda
en la tierra una huella de su paso pequeño. La busco con avidez
entre los rostros morenos. Abro los ojos a la vigilia con la
conciencia de estar perdiendo la ocasión de mi vida.
martes, 17 de marzo de 2015
lunes, 16 de marzo de 2015
sábado, 14 de marzo de 2015
jueves, 12 de marzo de 2015
Si
alguna enseñanza deja la experiencia de miles de horas persiguiendo
su rastro, intentando inútilmente domesticarlas o ceñirlas a las
exigencias de un tono premeditado –el corsé del estilo–, es que
las palabras gozan de libertad, brincan de pronto sobre la superficie
azul del mar como el lomo de los peces que de un tirón se
desenganchan del anzuelo y ponen al desnudo, momentáneamente, su
belleza. Encuentran por sí
mismas el lugar que nuestro
esfuerzo ha sido incapaz de descubrir. La libertad con que de pronto
se entrelazan para dar forma a una realidad nueva es una lección de
humildad que proporciona, además, un gran placer. Sólo el triste
vicio de la soberbia nos permite creer que somos nosotros los que
hemos conseguido el milagro.
miércoles, 11 de marzo de 2015
martes, 10 de marzo de 2015
Nadie
tiene control sobre su destino. Una simple palabra de otro, su
decisión repentina de ausentarse, su sonrisa, su voz grave o su
silencio pueden devolverte la alegría o agrietar las paredes que te
protegen. Quizá si no dejas de caminar con tu legendaria lentitud,
con ese paso que imita el desplazamiento de las nubes, encuentres un
día un lugar en el que nada de eso pueda ocurrir. No te detengas
hasta que suceda.
domingo, 8 de marzo de 2015
En
el juego de la inteligencia, los argumentos son celadas, movimientos
de distracción, añagazas que sólo pretenden obligar al otro a
salir de su castillo. Cuando por fin lo tenemos a campo abierto,
seguros de que está inerme, todo resulta más sencillo, sólo se
trata ya de acuchillarlo. Hoy en día, hasta pagan por eso.
sábado, 7 de marzo de 2015
viernes, 6 de marzo de 2015
Los
personajes de una novela cobran, en la percepción agudizada del
solitario, una entidad casi física que supera a la realidad o, en
los mejores casos, la sustituye: los oigo hablar, los veo removerse
inquietos en sus camas, me hago cargo de su sufrimiento, comparto sus
esperanzas, sus amores, sus logros y sus fracasos. Siento el corte
que se hacen en la mejilla al afeitarse, huelo sus perfumes, me
irrita su prepotencia y me conmueve su bondad. Me atañen su dolor y
su deseo hasta sentirlos como propios. La respiración bronca de
algunos es una buena compañía en las tardes aciagas: quiero decir
que es
una compañía.
jueves, 5 de marzo de 2015
miércoles, 4 de marzo de 2015
martes, 3 de marzo de 2015
lunes, 2 de marzo de 2015
domingo, 1 de marzo de 2015
En
ese límite del aguante que nos parece ya insalvable, se filtra un
hilo de luz que nos devuelve el equilibrio de reconocernos tal y como
somos. El ladrido de un perro tras la tapia que guardaba los mejores
higos, una caja de latón llena de cromos en el armario de un desván,
la melodía de una canción, uno mismo con los codos en la ventana
fascinado por la lluvia, la baba de un caracol en las manos llenas de
tierra, un nombre, un cuerpo, una lágrima diferente a todas, una
piedrita en el zapato, un sueño o un secreto. Eso
que vuelve a suceder dentro
de nosotros muchos años después.
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