miércoles, 30 de noviembre de 2016

El poema se transforma cada vez en la mirada del lector. Lo mismo que el paisaje.

martes, 29 de noviembre de 2016

Si fueras consciente de lo que me das, puede que no lo hicieras. Por eso no voy a pedírtelo.

lunes, 28 de noviembre de 2016

El mundo quizá estaría a salvo si llegáramos a aceptar, aunque fuera un instante, que el otro, cualquiera que sea el otro, tiene sus razones, sus miedos y sus sueños para pensar lo que piensa, para sentir lo que siente.

domingo, 27 de noviembre de 2016

La acumulación de cosas las sepulta a unas en otras hasta que no se ve nada.

sábado, 26 de noviembre de 2016

En soledad, ¿alguien se atreve?, la niebla es un espejo en el que mirarse.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Después de perseguir eternamente la estela de la verdad y de transitar ciudades, noches y paisajes inhóspitos sin perder el hilo de la belleza, acabarás sentado frente al mar de la infancia. Con la mirada limpia de los parias. Y te parecerá perfecto.

jueves, 24 de noviembre de 2016

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Cultiva con paciencia la rebeldía del corazón, tenlo dispuesto siempre a llegar al borde del abismo, testarudo y atento a las voces de la vida, empeñado en defender, contra viento y marea, que la alegría se construye cada mañana despacio, con las manos hundidas en el barro, aunque el espantajo del miedo haga sus cabriolas en la cuerda floja y se empecine en seducirnos.

martes, 22 de noviembre de 2016

lunes, 21 de noviembre de 2016

Cuando aparecen las dificultades tomamos conciencia de la soledad. Cuando todo va bien estamos, literalmente, rodeados.

domingo, 20 de noviembre de 2016

No siempre duermes solo. Impregna tus sábanas, a veces, a medianoche, el aliento tenaz de tus fantasmas.

sábado, 19 de noviembre de 2016

El único deber moral que reconoces es el más difícil de cumplir: no hacer daño. Porque no depende de tus intenciones, de tus palabras, de tus silencios o de tus actos, sino de la sensibilidad de los otros.

viernes, 18 de noviembre de 2016

No se atreven a abrazar el cuerpo de la felicidad. Prefieren añorarla, mantenerla en la comodidad de los sueños, quizá que se la cuenten.

jueves, 17 de noviembre de 2016

martes, 15 de noviembre de 2016

¿Por qué nos parece tan hermoso lo que no existe, lo que no puede existir? La experiencia de la plenitud alimenta nuestra capacidad de imaginarlo.

lunes, 14 de noviembre de 2016

La violencia gratuita es la seña de identidad de nuestra especie. Cada día. Sólo seremos libres si renunciamos a ella.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Que pises las cenizas no quiere decir que se haya extinguido el fuego. Presta atención.

viernes, 11 de noviembre de 2016

El programa es escueto: empobrecer a los pobres, perseguir a los huidos, criminalizar a los distintos.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

A partir de un determinado momento, lo humano es resistir. No hay más.

martes, 8 de noviembre de 2016

Aquel temblor de pájaro sin nido que recogí en las manos una noche lo bebo hoy en un cáliz de bruma. Del rumor de sus alas se alimenta mi vuelo. Pasa como una nube por mi sueño o brilla como un rayo en la penumbra. Al despertar, el vaho se diluye en el cristal impenetrable.

lunes, 7 de noviembre de 2016

domingo, 6 de noviembre de 2016

La inquietud que genera la pobreza es incurable siempre. Ahora, por lo visto, hemos decidido convertirla en epidemia.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Al alma también le gusta desayunar cada mañana, demorarse en extender la mermelada, apropiarse del aroma del café.

viernes, 4 de noviembre de 2016

No te arrepientas de haber hecho el camino sin mirar atrás. Sólo evita, en la medida de lo posible, las arenas movedizas.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Las palabras. Reaparecen inesperadamente en el umbral, seguramente magulladas por el larguísimo exilio a que el hombre las somete. Adverbios cansados, preposiciones mustias, adjetivos que padecen la corrupción de la doble moral, pronombres huérfanos, verbos proclives a la clandestinidad, interjecciones que por un instante se parecen al alma y sustantivos abrumados por la muerte. Muchas han caído en las garras del caos, son hijas de su tiempo y se enmascaran en la niebla. Las peores se inflan como pavos reales, resplandecen un instante y desbaratan el milagro del lenguaje, enturbian el agua pura de ese río sin fin. Renuncian a su estirpe. Las más leves son descendientes del recogimiento o del asombro: palabras de un color indeciso, algo así como aromas en el atardecer, semillas tímidas que de súbito florecen en las manos de un niño. Hay palabras –caricia, espalda, piel, pongo por caso– que ronronean, quizá porque no existen sin un cuerpo que gima, y palabras que sudan, se estremecen, bostezan o se arrugan. Las hay eternamente insomnes y por eso están flacas. Internas y nocturnas como algunas miradas. Palabras piedra, palabras algodón, palabras agua que alivian el dolor de las heridas. Las que más me consuelan son humildes, han sabido eludir el ridículo disfraz de la mentira, acuden siempre cuando mis manos tiemblan y canturrean a mi lado para ahuyentar a los fantasmas. Sólo se marchan al amanecer, cuando el espanto se diluye. Se juntan como estuco en los peores días del invierno. Me gustan en especial las más pequeñas, esos guijarros del tamaño de una perla en el bolsillo, donde las he acariciado cada día desde que ando a tientas por el mundo. Se entrechocan y suenan igual que las canicas. Serán una docena: las cuentas de un collar de sencilla belleza. Otras, sin embargo, se embadurnan de cosméticos la cara para salir a la puerta de la calle. Acomodaticias y algo frívolas, se pirrian por salir en los papeles, se envuelven en las triviales sedas de la presunción y el disimulo, se entregan a cualquiera por unos minutos de notoriedad o de brillo. Luego está, por ventura, el murmullo subterráneo debajo de la piel, esas palabras que andan desnudas por la vida, con la cara lavada y cada letra en su lugar, prometedoras y dulces como el amanecer de cada día. Esas pocas palabras por las que vale la pena perseverar en el empeño.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Sumérgete en la oscuridad. Emerge del silencio con los ojos abiertos. No preguntes. Acepta el milagro que la vida trae con el nuevo día para ti.

martes, 1 de noviembre de 2016

La violencia de la especie, tan sofisticada, tan constante, ¿es un empecinamiento incurable o un fruto necesario de la evolución? ¿Sólo desaparecerá con ella? ¿Vale la pena?