Murmullos. En todo lo
que retumba en el fondo de las almas late muy lentamente el rumor de
lo que vive. La primera gota que cae en el jardín sin nadie, una
taza de café en la madrugada, los pasos de un anciano en la casa
vacía y el roce de sus dedos en los muebles antiguos, un fruto que
madura antes de tiempo y se corrompe en la hierba, la mirada de un
perro en la puerta del patio, el olor del geranio que inaugura los
días, esa ola que llega haciéndose caricia más allá de la niebla,
este rayo de sol en el suelo del cuarto, la nata en el alféizar, el
dibujo de un niño que nunca se termina, el camino del bosque, el
libro que escribimos entre todos meramente viviendo, la mujer
compasiva que llora en la cocina mientras el agua hierve y se
consume, la pereza del gato que la mira, el silencio que se adueña
de las horas, la luz que se mantiene después de la derrota, el sueño
leve, la música callada que escuchamos de noche. Esta
mano tendida.
sábado, 31 de agosto de 2019
viernes, 30 de agosto de 2019
jueves, 29 de agosto de 2019
miércoles, 28 de agosto de 2019
martes, 27 de agosto de 2019
lunes, 26 de agosto de 2019
domingo, 25 de agosto de 2019
viernes, 23 de agosto de 2019
lunes, 19 de agosto de 2019
domingo, 18 de agosto de 2019
sábado, 17 de agosto de 2019
viernes, 16 de agosto de 2019
jueves, 15 de agosto de 2019
miércoles, 14 de agosto de 2019
martes, 13 de agosto de 2019
lunes, 12 de agosto de 2019
domingo, 11 de agosto de 2019
sábado, 10 de agosto de 2019
jueves, 8 de agosto de 2019
miércoles, 7 de agosto de 2019
martes, 6 de agosto de 2019
La
fuente.
Supongo que todo el mundo tiene sus pequeñas mitologías personales,
siempre relacionadas, como es lógico, con la antigüedad
de la infancia. Con más razón si ha transcurrido en algún lugar en
sí mismo rodeado del misterio que la niebla infunde a todo lo que
toca. Allí, entre la huerta y el mar, los “dioses”eran legión y
tengo para mí que nos tenían algo de envidia, por eso se
disfrazaban de humanos con tal de entrometerse como fuera en nuestros
juegos. El lugar de culto que ha perdurado en mi conciencia por
encima de los demás es la fuente. Supongo que no es gran cosa, pero
estaba allí cuando vinimos al mundo, como el horizonte, como el
camino del faro. Aunque nuevas construcciones la hayan ido
arrinconando, su belleza humilde, el frescor del agua, los cuatro
caños a los que nos encaramábamos para beber a morro y las docenas
de veces que bajamos la cuesta (¡hay que ir a por agua!) para llenar
la senlla,
aquella fuente sagrada permanece incólume en el lugar más
transparente de mi memoria. Y ahora, porque algunos milagros existen,
también en el salvapantallas de mi portátil.
lunes, 5 de agosto de 2019
domingo, 4 de agosto de 2019
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