La
cantidad de pájaros que se posan un instante delante de nuestros
ojos sin que lleguemos a captar su belleza. La cantidad de pájaros,
miradas, sueños, olas, ideas, promesas, amenazas, recuerdos,
paisajes, heridas, revelaciones o peligros.
sábado, 31 de octubre de 2015
viernes, 30 de octubre de 2015
jueves, 29 de octubre de 2015
miércoles, 28 de octubre de 2015
lunes, 26 de octubre de 2015
domingo, 25 de octubre de 2015
sábado, 24 de octubre de 2015
El
misterio de una flor que empieza a marchitarse en el instante sublime
de su esplendor. La veo morir en el salón de casa y su cesar callado
me conmueve. Corto el tallo con un sentimiento de tristeza para que
la parte todavía saludable de la planta no se debilite. ¿No hacemos
también eso con nuestra vida, extirpar la rama que nos daña, regar
–incluso con las lágrimas de la pérdida– lo que conserva algo
de verdor?
viernes, 23 de octubre de 2015
jueves, 22 de octubre de 2015
miércoles, 21 de octubre de 2015
martes, 20 de octubre de 2015
lunes, 19 de octubre de 2015
domingo, 18 de octubre de 2015
sábado, 17 de octubre de 2015
viernes, 16 de octubre de 2015
Hay
seres que sólo abren las compuertas de su emotividad cuando se
apartan. Manifiestan el deseo o la ternura desde lejos, pero nunca se
dejan arrastrar por la turbación que acarrea la proximidad. Como si
en vez de piel llevaran sobre la carne una prótesis de acero.
Brillante y atractiva como un imán. Finísima, delicada, pero
también impenetrable.
jueves, 15 de octubre de 2015
miércoles, 14 de octubre de 2015
Desayuno.
Algunas noches me levanto a escuchar el paso cauteloso con que llegan
a casa −tienen llave− y me consuelan. Qué sería de mí si no
acudieran, como han hecho siempre, cargadas de paciencia, las
palabras. Me las tomo a sorbitos con el zumo y me pongo a vivir, ya
más tranquilo, hasta otra noche oscura de amenazas.
martes, 13 de octubre de 2015
lunes, 12 de octubre de 2015
domingo, 11 de octubre de 2015
viernes, 9 de octubre de 2015
jueves, 8 de octubre de 2015
miércoles, 7 de octubre de 2015
martes, 6 de octubre de 2015
La
pregunta difícil de contestar no es por
qué se rompe el hombre, sino
cuándo,
qué factor descoloca la pieza que mantenía el equilibrio de la
vida, siempre frágil, de cada ser. El misterio es que haya aguantado
tanto tiempo o que no espere un poco más, que no resista como tantas
otras veces. Ese hundimiento repentino, ¿no conlleva la negación de
tantos años de esfuerzo? Otra pregunta, subsidiaria de la anterior,
es por qué unos se resquebrajan al primer contacto con el
sufrimiento y viven sin encontrar jamás un pedazo de mundo sobre el
que sentir seguridad o descanso mientras otros soportan dificultades
y desgracias sin que, en lo esencial, les afecte. ¿Es mérito de
estos, debilidad de aquellos o predestinación genética en ambos
casos?
domingo, 4 de octubre de 2015
sábado, 3 de octubre de 2015
viernes, 2 de octubre de 2015
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