lunes, 15 de enero de 2018

En algunos viajes se descubre, muchos años después, el camino que no hubo forma de encontrar cuando era tiempo. La pregunta que en seguida nos asalta es si ahora no será tarde para recorrerlo. Tendemos a considerar como un milagro la coincidencia del viaje a que nos lleva la vida con ese otro que llamamos interior. Es un misterio, sí, que coincidan de repente, aunque quizá, a poco que lo pensemos, sería lo natural, lo que debería suceder continuamente. Hay que atreverse, claro, a emprenderlos. Los dos.