viernes, 26 de abril de 2024

Nunca dejamos de amar lo que nos dieron de balde, lo que fue cierto. No hay emoción más íntima que mirar lo que miró antes alguien a quien amábamos, aunque ya no esté. Ver lo que veía desorienta por unos instantes a la muerte, casi la suprime durante el tiempo en que esas miradas se funden en una realidad distinta, en un sentimiento único.