lunes, 1 de junio de 2015

Nos hace tambalearnos la conciencia (casi siempre nos pilla desprevenidos) de que todo puede desaparecer en este momento: el calor en la mirada de quien nos habla, el último velo de un recuerdo, un edificio que parecía sólido, las ganas de vivir. Aprecia el valor de cada una de esas cosas con el entusiasmo y la inocencia de un niño.