Cada
año, cuando se acerca el verano, entrevistan a gente “importante”
acerca de sus aficiones. Casi todos, después de mencionar los
deportes que practican –golf, mucho golf últimamente– o su
pasión por el senderismo, la jardinería de interiores o el
coleccionismo de antigüedades, contesta algo parecido a esto:
“también la lectura es uno de mis entretenimientos favoritos”.
Lo que para otros es vital, a ellos les distrae.