jueves, 19 de octubre de 2017

Cómo rebelarse contra un sistema educativo que tiene como objetivo declarado que el hombre –¡el niño, el muchacho que todavía podría salvarse!– se adapte a las necesidades productivas de la sociedad. Aunque algunos siempre hayamos creído que debe ser al revés. Esfuérzate por ser un engranaje y consume, consume sin pensarlo mucho, no te vayas a quedar atrás. Ese es el mensaje. En nuestro tiempo, para más inri, casi ha desaparecido del todo la venerable figura de aquel familiar o aquel paisano loco que transmitía su sabiduría y su independencia como sin dejarse notar, con su mera actitud. Hoy todo el mundo mira, escucha, se ilustra en la televisión, con los patéticos resultados que saltan a la vista. ¿O ni siquiera eso?