miércoles, 27 de septiembre de 2017

Quizá lo más dramático es que la injusticia no mueve ya a la rebeldía o a la duda, ni siquiera a la compasión. Por el contrario, se extiende entre la multitud una identificación obscena: quizá la víctima tiene la culpa de lo que le ocurre. Aquella frase terrible: algo habrán hecho. Ese otro dicho falaz: cada uno se labra su destino.