Las
causas profundas de la exaltación, como las de la quietud, son
inaprehensibles. No he experimentado los síntomas que arrastran a
otro a la deserción, la entrega incondicional, la parálisis, la
generosidad, la sumisión, la plenitud, la decepción o el silencio
de cada cual. Por eso no lo juzgo.