jueves, 10 de marzo de 2016

Si un rico fracasa, se dice que toma la decisión de cambiar de estrategia para volver a serlo. Sólo tiene que hablar con su banquero. Si lo hace un pobre es que no ha puesto toda la carne en el asador, se ha acomodado, le falta coraje, se ha rendido. Los pobres no toman decisiones: nadan contra la corriente, sacan la cabeza para tomar aire, no pueden dejar de bracear.