Tesoros.
Qué fácil era regresar al paraíso, recuperar los únicos tesoros
que merece la pena señalar con una equis en el mapa: la huerta, el
mar, la lluvia en los helechos y el oro del silencio a media noche,
frente a la luna llena, del que nacen todavía, muy tenues, las voces
más amadas, las mejores canciones.