Al
final de cada recuerdo se dibuja una estela que no desaparece.
martes, 31 de enero de 2017
domingo, 29 de enero de 2017
sábado, 28 de enero de 2017
viernes, 27 de enero de 2017
jueves, 26 de enero de 2017
En
el origen de un poema, un cuento, una novela, sólo hay una frase. A
veces la música, la sospecha de una frase. En las ocasiones más
memorables es la que abre el telón. Lo más habitual, tal vez,
aunque el autor sepa que es el tuétano mismo de la obra, es que
permanezca para siempre oculta a los ojos del lector. Puede aparecer
de golpe (un verso que me sorprende al doblar una esquina y da
principio al poema que está milagrosamente terminado al final del
día) o tardar años en hacerse audible. Las más enigmáticas son
las que me acompañan durante años, exiliadas bajo una capa de
olvido en el fondo de una carpeta, hasta que un día encuentran una
cueva en la montaña, un claro en el bosque o una tierra cordial en
la que echar raíces. El cauce al que pertenecían sin saberlo.
miércoles, 25 de enero de 2017
martes, 24 de enero de 2017
lunes, 23 de enero de 2017
domingo, 22 de enero de 2017
sábado, 21 de enero de 2017
miércoles, 18 de enero de 2017
lunes, 16 de enero de 2017
Nunca
sabemos en qué momento fue sembrada en nosotros la semilla que de
pronto brota en un poema. Tampoco reconocemos la mano que regó la
tierra. Por eso, al escribir, somos niños que desatan el regalo
nerviosos y llenos de emoción. Lo que a veces me conmueve es intuir
que en algún rincón, muy adentro, hay algo así como grumos
infinitesimales, balbuceos que nunca llegarán a aflorar. Quizá
entre ellos se agita el verso que, más que ninguno, querríamos
escribir.
domingo, 15 de enero de 2017
sábado, 14 de enero de 2017
viernes, 13 de enero de 2017
Baladita
del corredor de fondo.
Sal a correr si la argolla del tiempo (casi siempre lo llamamos
miedo) te amenaza. Da los primeros pasos, si puede ser, despacio,
como un convaleciente que no se acaba de fiar de su vigor. Que el
felino agazapado en lo más hondo de tu pecho, siempre cachorro,
brinque de alegría cuando sienta que le llega la sangre a
borbotones. Entonces sí, acomódate a ese compás algo insensato,
cada vez más intenso: nada seréis el uno sin el otro. Devuélvele
sin más cada latido hasta que descubra que vuelve a ser un pájaro
ya para siempre libre de su jaula. Si eres tenaz, llegaréis lejos.
Sigue sus pasos con la humildad de un aprendiz. Sal a correr para
encontrar el pulso. Debes saber que el corazón es duro y no
transige, marca el ritmo (bumbum, bumbum) y no se cansa. Si le
adelantas, mueres: te quedarás sin fuerza de repente y lo verás
perderse como si fuera humo en la bruma cada vez más espesa de tus
ojos. Acepta humildemente ser la estela, el tigre que persigue, el
que llega detrás. La cometa que baila hacia la cumbre. Levántate y
camina si tropiezas: el aire sigue ahí, la vida espera. Bosques
umbríos, sendas que atesoran la huella de innumerables pasos
solitarios, parques de madrugada, caminos que se pierden en la noche,
montañas bañadas de misterio, carreteras secundarias, desfiladeros
sin luz por los que nadie transita hace miles de años, playas
vacías, trochas, descampados. En cada esfuerzo hallarás el brote de
una flor, en cada zancada un horizonte de belleza, una música
adentrándose en los pasadizos de la sangre con el sigilo del agua,
un cortejo de nubes asombradas que murmura y se abre para regalarte,
una vez más, el milagro del sol. Una caricia debajo de la piel,
lenta y profunda. Sal a correr, no fuerces, sólo goza de la luna de
enero o de la lluvia mansa entre los árboles. Despega. Atrévete a
ser águila que sobrevuela el mundo sin que puedan alcanzarla los
dardos envenenados del pánico, la soledad o la desgracia. Porque
vuela hacia sí misma. Tu corazón y tú por los caminos. No
vencedores: vivos. Nunca perdidos: libres. Él allá arriba,
obstinado como un astro, mostrándote la ruta. Tú escribiendo en la
tierra, también tenaz, con el buril del alma, paso a paso, bufido
tras bufido, la canción interior de cada día.
jueves, 12 de enero de 2017
martes, 10 de enero de 2017
lunes, 9 de enero de 2017
domingo, 8 de enero de 2017
viernes, 6 de enero de 2017
jueves, 5 de enero de 2017
miércoles, 4 de enero de 2017
martes, 3 de enero de 2017
Las
palabras, a veces, se atascan en el corazón como pecios a la deriva.
Me llegan enjutas y tristes a las manos, como si hubieran perdido el
rumbo después de años de vagabundeo en la oscuridad. Se derrumban
en la orilla sin resuello, inertes. Cuando me acerco a recogerlas
sólo puedo quitarles con cuidado las algas que llevan adheridas al
esqueleto, extenderlas en las rocas con la esperanza de que el sol
haga de nuevo su trabajo: devolverles la vida, secarlas una a una
lentamente mientras yo, emocionado, en silencio, permanezco a la
escucha.
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