domingo, 21 de abril de 2019

Siempre recuerdo lo que decía: “a partir de los 45 todos somos bombas de relojería”. A ella le estalló a los 61 después de una lucha áspera y larguísima en la que estuve a su lado, tan lúcido como impotente. Todos hemos pasado por algo similar. Me resulta extraño que nunca, nunca, estemos preparados.