sábado, 28 de marzo de 2020

Si tuviera dinero podría, por ejemplo, cambiar el mobiliario —un sofá nuevo, un arcón de caoba donde guardar las mantas hasta el próximo invierno—, comprar muchos más libros, no hacer cálculos a la hora de salir a cenar, emprender algún viaje. Cosas todas que, en sí mismas, no me harán más feliz.