martes, 11 de noviembre de 2025

Qué culpa tiene la noche de que nadie se arrime a contemplarla en paz. Le da siempre morada a los desahuciados, a los tristes, a los autores del crimen, a los que se han perdido en la oscuridad del bosque, a los que ya no se acuerdan, a los que ignoran, a los que están en las nubes con los pies en el suelo, a las víctimas del pánico, a los que miran sin ver, a los que lloran sin consuelo, a los que callan, a los que van y vienen, a los que nunca pierden la inocencia, a los que apenas salen de la sombra, a los que nunca se hundieron en el abismo del deseo, a los que huyen, a los que todavía esperan. Al lobo solitario, al peregrino y al culpable. Te cuida a ti también aunque no duermas. Nadie está solo nunca en medio de la noche. Antes o después nos desorienta –y nos acoge– a todos.