En
pocas palabras: la tecnología es una bendición. La uso a diario,
como todos, y me saca a menudo de pequeños y peligrosos pozos
negros. Así que bienvenida sea. Pero también es, a poco que nos
descuidamos, un peso, una muralla que nos separa de la vida. Me
pregunto cuánto tiempo (¿unas horas?, ¿día y medio?) podríamos
vivir sin las muletas de tanto juguetito. Y si podríamos hacerlo con
naturalidad. La respuesta me sobrecoge un poco.