sábado, 27 de abril de 2019

No es fácil saber por qué está uno inquieto o equilibrado. Sólo se me ocurre que se trata de una manifestación más de los ciclos de la vida. Que somos, aproximadamente, como el péndulo de aquellos hermosos relojes de pared que nos recordaban, asustándonos un poco, el paso de las horas. Y que un día dejarán de darnos cuerda.