sábado, 2 de junio de 2018

De pronto, el bombardeo arrecia sin que tengamos demasiadas posibilidades de ponernos a salvo. Sabemos bien que no será fácil eludir el cerco, que las paredes empiezan a acusar las grietas y la metralla, de vez en cuando, llegará a rozarnos. Lo mejor es seguir, aunque conscientes del peligro, como si nada pasara.