sábado, 9 de marzo de 2019

Tengo la casa, en general, un poco abandonada. Cada vez me cuesta más. Esta mañana, mientras me esfuerzo en poner orden, el que estaba concentrado en la lectura se remueve en el sillón. ¡No tendrás otro momento, claro!, le oigo rosmar como si masticara su propia voz. Pero no contesto, sonrío, le pongo música de Mozart y me doy prisa en terminar cuanto antes. La verdad es que convivimos sin dificultades. Son muchos años juntos.