¿Qué
mensaje impenetrable bulle tras la mirada de los niños que se
detienen ante ti? No lo hacen con cualquiera. Os separa un abismo, en
apariencia. Quizá se trata de un rito o un episodio más del mágico
aprendizaje que tiene lugar a esas edades. Se quedan quietos como
estatuas, parece que te interrogan en silencio, como animalitos que
husmean el aire, pero quizá solamente calibran la posibilidad, que
les asombra, de hallarse ante un semejante.