La
medianoche es una fisura en la pétrea fachada del tiempo. Mi
espíritu se acurruca en ella para soñar otra
vida y vislumbra la serenidad que durante el resto del tiempo me
parece imposible. Hasta que la mano de cal del nuevo día vela el
sueño y ocupo mi lugar, con insólita esperanza, en la caravana que
comparto con millones de peregrinos.