Un
sentimiento se impone a los demás como aquella ola que vemos crecer
en la distancia: no hay reposo. La vida, para la gran mayoría, es un
camino lleno de obstáculos. El mismo cada semana, cada mes, cada
año. Riadas, éxodos, naufragios, terremotos, epidemias, incendios,
atentados, huracanes, enfermedades. Llegan sin avisar. No todo el
mundo los recibe igual, no todo el mundo tiene la suerte de
eludirlos. Cada día nos trae un puñado de muertes que ponen al
desnudo la verdad: la vida, para la mayoría, es la amenaza constante
de perderla. Caminar al borde del abismo. El gran milagro es
comprobar que lo hacemos sin perder la alegría. Como hay que
hacerlo.