domingo, 13 de diciembre de 2015

Un sentimiento se impone a los demás como aquella ola que vemos crecer en la distancia: no hay reposo. La vida, para la gran mayoría, es un camino lleno de obstáculos. El mismo cada semana, cada mes, cada año. Riadas, éxodos, naufragios, terremotos, epidemias, incendios, atentados, huracanes, enfermedades. Llegan sin avisar. No todo el mundo los recibe igual, no todo el mundo tiene la suerte de eludirlos. Cada día nos trae un puñado de muertes que ponen al desnudo la verdad: la vida, para la mayoría, es la amenaza constante de perderla. Caminar al borde del abismo. El gran milagro es comprobar que lo hacemos sin perder la alegría. Como hay que hacerlo.