Nada
de lo que obstruye el camino es el camino. Ni la noche, ni el pánico,
ni la herida de la tierra abriéndose en dos hacia el abismo detienen
el curso de la vida. Nada puede limitarla, nada debe atarnos a la
piedra que una mano vengativa, antes o después, arrojará a las
aguas turbias del pantano.