Cuida tus ambiciones, pueden
llegar a envenenarte. La acumulación de riqueza, el poder sobre los
otros, la persecución del éxito a cualquier precio, acaban teniendo
consecuencias: la corrupción, la esclavitud y, en el mejor de los
casos, la soledad. La mala soledad. Porque hay una soledad
beneficiosa, la que persigue la sabiduría, la que forcejea en lo más
íntimo de nosotros por entender el mundo, ese misterioso bucle entre
el afán creativo y el atávico anhelo de destrucción en que
consiste la historia de la humanidad.